martes, 28 de diciembre de 2010

DISFRUTANDO LA NATURALEZA


Este proceso que podemos realizar diariamente y en cualquier momento lo utilizamos en algunos momentos de la vida y puede convertirse en una actividad permanente, enriquecedora y de crecimiento espiritual y personal. Todo inicia con aceptarnos tal y como somos, con nuestros defectos y virtudes, dispuestos a crecer y dar de lo que tenemos, a no esperar nada de nadie ni de nada, darnos amor y aceptación sin límites, estar conscientes de que somos seres espirituales con vivencias humanas y disponiendo nuestra mente a transformaciones, no somos perfectos como seres humanos y todos los días podemos ir en la búsqueda de ella y al reconocer nuestros errores, podemos estar dispuestos a cambiar para ser mejores. Nuestros semejantes son nuestro segundo eslabón, la familia, los amigos, mis compañeros de oficina y quienes pueden ser motivo de ayuda y apoyo de nuestra parte, ver en los demás a la naturaleza y admirarla es posible a través de la aceptación de los demás como lo más maravilloso y sorprendente que nos haya podido suceder nos invitará a nuevas relaciones y a transformar las existentes y en especial tendremos la oportunidad de incluir dentro de nuestros sueños e intenciones el bienestar y crecimiento de quienes nos rodean. Aceptar a nuestros hijos, esposa y semejantes tal como son sin querer cambiarlos a nuestro criterio y decisión es disfrutar de la naturaleza. Ayudar a quienes poco o nada tienen y que con pequeños esfuerzos personales y con la búsqueda y apoyo de otros puedan hacer la diferencia para un mejor estar y ofrecer oportunidades para ellos y sus hijos ¿Qué podemos hacer nosotros por ofrecer a los desfavorecidos una mejor calidad de vida? La búsqueda de la realización personal no está afuera de nosotros está adentro y obtenerla no cuesta nada, cuando procuramos vivir el día de hoy como el primero con amor y podamos recordar día a día, minuto a minuto que en los demás estoy yo, que ellos representan mis logros, virtudes  e intenciones, así disfrutamos de la naturaleza.
Buscando un espacio en el campo, la ciudad, cualquier lugar es bueno para hacerlo solamente sentarnos a observar desde los grandes hasta los pequeños detalles de la creación nos ofrece felicidad. Observar un amanecer o atardecer en silencio sin calificaciones, dentro o fuera de la ciudad, ofrece a nuestra mente y cuerpo una sensación sin igual, en cada elemento de nuestro planeta podremos retomar la capacidad de asombro que hemos escondido con el tiempo, sentarnos a la orilla del mar o de un rio a observar el agua y sus alrededores a percatarnos de los sonidos que se suceden, el movimiento que produce el viento y los cambios en los colores con el paso del tiempo, nos generan una paz transformadora y conmovedora.
Cuidando nuestro planeta podemos obtener el disfrute personal y que otros el día de mañana lo logren. En un estudio realizado por científicos se estableció que el hombre logrará llegar a otros planetas y obtener nuevos mundos donde poder vivir, ello será posible 100 años después de determinarse un propósito claro de hacerlo, aún parece esa hora cero no ha iniciado, eso nos dice que los que hoy leemos este documento no estaremos vivos físicamente para verlo y seguramente nuestros hijos y nietos tampoco, entonces proteger esta casa en la que vivimos es disfrutar de la naturaleza, para que hoy vivamos dignamente y para quienes nos precedan cuenten con la certeza de hacerlo en mejores circunstancias. ¿Qué hacemos hoy para que nuestro planeta esté mejor? Podemos hacer muchas cosas, hay especialistas que nos presentan alternativas para lograrlo, disponer nuestro corazón y nuestra voluntad es la solución, los pequeños detalles son los que hacen las grandes soluciones, empezar a conjugar el verbo en primera persona nos la ofrecerá, YO CAMBIO, esperando a que otros lo hagan nos hacemos parte del problema, empezando a hacer nuestra parte sin mirar a los demás encontraremos la respuesta, estaremos disfrutando la naturaleza y reconoceremos que Dios está en toda ella, en nosotros.
Namasté,
Gabriel Orozco Gutiérrez
Santo Domingo, R.D., diciembre 28 de 2010