lunes, 16 de mayo de 2011

DANDO Y ESPERANDO

Durante toda nuestra vida hemos tenido muchos maestros, los iniciadores son nuestros padres,  la familia representa la continuidad de la costumbre, los amigos y compañeros de estudio reflejan las nuevas épocas, las normas sociales y los paradigmas de la intelectualidad y la ciencia están a cargo de los profesores de nuestros entes educativos y de manera continua las personas que están a nuestro alrededor nos  ofrecen su conocimiento y su perspectiva, el maestro espiritual proviene en general de la costumbre de la sociedad en la que nos desenvolvemos y en esencia la comparamos con la religiosidad, podemos recorrer ese conocimiento espiritual gracias a los aportes de todos estos maestros anteriores que nos influencian y permean. Es nuestra vida un camino que recorremos todos los días, en el que encontramos en cada momento nuevas opciones de las cuales vamos a tomar las que para nuestro recorrer se nos apetece acorde a nuestros principios y filosofías, uno de ellos es el principio del dar. Es posible dar sin recibir nada a cambio, cuando lo esperamos es como cuando previo le ponemos un precio a una atención que queremos tener con el otro, por ello cuando nos quedamos esperando sentimos dolor, dar sin el interés de recibir sin esperar del otro recompensa es una costumbre que podemos convertir en paradigma y en ejemplo a seguir, ejemplos de grandes tenemos a montón, la Madre Teresa de Calcuta entregó su vida entera a ayudar a los más desfavorecidos y entregó siempre lo mejor de sí para lograr una alternativa respetable para aquellos que nada tienen y la premisa fundamental esta basada en dar sin esperar. Quiere decir esto que otras maneras de dar siempre son posibles, deseables y no serán motivo de calificación, al fin el sentimiento que tenemos en el fondo de nuestra alma nos dará la recompensa última, quien mejor motivador que el motivador.

Dar y recibir es diferente a cuando damos y esperamos, en el primero se recibe siempre de cualquier forma con una vida llena de felicidad y prosperidad, en la segunda estamos más preocupados por la recompensa que por lo que nuestro acto beneficia a los demás, nos diluimos en el afán de saber cómo nos va a ir al fin del episodio, en el primero la resultante se da fluidamente y nuestros esfuerzos se encaminan en mantener el proceso para que la resultante se de como esperamos y todos obtenemos un beneficio inconmensurable, la ganancia no es posible medirla, porque crecer como seres espirituales y hacer que nuestras experiencias humanas sean cada vez más satisfactorias, no tienen medida ni precio. Hacerlo por convicción es la propuesta y como dice Chopra,  “Si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida”  de esa manera tendremos una vida llena de satisfacciones, retendremos la felicidad que hemos venido perdiendo con el tiempo y daremos paz a nuestro espíritu, al iniciar con nosotros mismos, nos convertimos en el cambio del mundo ese que deseamos y que con sólo dar nuestro aporte es posible, cuando esperamos el cambio a través del otro supeditamos nuestro crecimiento al del otro, nos quedamos esperando.
Namasté,

Gabriel Orozco Gutiérrez, Santo Domingo 16 de mayo de 2011